Astrid Narváez es docente de preescolar hace 20 años y tiene 26 niños a su cargo. Después de una avalancha que destruyó el municipio de Mocoa en Colombia, ella recorrió todos los rincones para encontrarlos y asegurarse de que estuvieran bien. Así fue su historia.
Fue en la madrugada del sábado 1 de abril cuando tres ríos que pasan por Mocoa, (capital del departamento del Putumayo, al suroccidente de Colombia) se desbordaron destruyendo todo a su paso. La avalancha, provocada por las lluvias intensas, dejaron cientos de muertos, damnificados y desaparecidos. Horas después de la tragedia, buscar sobrevivientes fue la prioridad máxima y cientos de rescatistas, policías y civiles concentraron sus esfuerzos en esta compleja labor. Astrid Narváez, profesora de preescolar, fue una de esas personas.
Con lista en mano, esta profesora de la Institución Educativa Pio XII, se dedicó a seguir el rastro de sus 26 alumnos, la mayoría de los cuales no tienen más de 5 años. La tarea no fue nada fácil, la búsqueda fue compleja, intensa y duró muchos días. Con paciencia y perseverancia encontró a 24 de ellos. Muchos los habían perdido todo y estaban en albergues con sus familias, otros vivía por suerte, en barrios que la avalancha no destruyó.
Pero aún faltaban dos…
Astrid no se rindió y continuó la búsqueda. No descansaría hasta encontrar a los dos niños. Tocó puertas, miró listas, visitó albergues una y otra vez y seis días pasaron antes de encontrar a uno de los dos pequeños (Justin Eloy Merino Bravo), quien vivía en uno de los barrios más perjudicados por la avalancha. De la segunda niña lo único que se ha dicho hasta la fecha, es que aparentemente no logró sobrevivir.
Regreso a clases
Lo primero que quiere la profesora es hacer catarsis con sus pequeños estudiantes. A través del arte, dice Astrid, ellos podrán contar lo que vivieron y empezar así, un proceso de sanación emocional. Y aunque sabe que no todos llegarán (pues su padres se están partiendo a otros lugares a reconstruir sus vidas), esta docente está esperando a los 26 niños.
Compromiso docente
Astrid solía ser profesora de educación media. Más adelante decidió licenciarse en educación preescolar y encontró en el trabajo con los pequeños, una labor mucho más gratificante y llena de aprendizaje. Después de muchos años como profesora, ella asegura que sus estudiantes son su familia, su orgullo y esta historia es la prueba tangible de esto. A través de sus acciones, Astrid demostró el vínculo que puede existir entre un profesor y sus estudiantes, un vínculo que trasciende la sala de clase y se fortalece en los momentos menos esperados.
“La profesora que se ha dedicado a buscar a sus alumnos en Mocoa”, Semana. Publicado el 12 de abril de 2017
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