“No hay ningún otro trabajo como ser profesor. ¿En qué otra profesión podrías ser tan desinteresado y dedicarte completamente a crear las condiciones y oportunidades correctas para que otra persona salga adelante?”
“No hay ningún otro trabajo como ser profesor. ¿En qué otra profesión podrías ser tan desinteresado y dedicarte completamente a crear las condiciones y oportunidades correctas para que otra persona salga adelante?”
Andria Zafirakou es profesora en la Alperton Community College, una escuela ubicada en Brent, un barrio de la ciudad de Londres conocido por su gran diversidad étnica y sus altos niveles de violencia. Los estudiantes de las escuelas ubicadas en dicha zona hablan 130 lenguas diferentes y vienen de familias de muy bajos recursos. Muchos de ellos incluso viven hacinados con otras cinco familias y están expuestos a la violenta realidad de las pandillas. Los estudiantes que entran a la escuela Alperton llegan con un desarrollo de habilidades muy limitado, lo que sin duda ha representado un enorme desafío para Andria, la ganadora del Global Teacher Prize 2018, premio que busca reconocer el trabajo de los mejores profesores del mundo.
Pobreza, violencia, diversidad de lenguas y múltiples contextos familiares fueron algunos de los elemento que hicieron parte de la realidad que Andria tuvo que enfrentar cuando llegó a esta escuela por primera vez. Aunque el desafío era enorme, esta profesora, que hoy es considerada una de las mejores del mundo, logró hacer frente a la problemática gestionando cambios dentro y fuera de la escuela. ¿Cómo lo hizo?
Una de las principales acciones de Andria fue aprenderse, de una forma básica, las 35 diferentes lenguas de la población escolar de Alperton. De esta forma se ha ganado la confianza de sus alumnos más marginados y sobre todo, ha podido construir relaciones importantes con sus familias. Su esfuerzo en esta y muchas otras áreas han permito que la escuela esté en el top 1 del 5% de las escuelas que han mejorado en términos de acreditación y calificación. El logro es enorme si se tienen en cuenta los bajos puntos de partida de los estudiantes y lo rápido que progresaron en sólo cinco años.
Andria es profesora de arte y textiles, dos herramientas que según cuenta en la Varkey Foundation, le han permitido derribar las barreras del lenguaje que tienen muchos de sus estudiantes. Según la docente, el arte trasciende el lenguaje y por esta razón, no solo les permite desarrollar habilidades, sino que también les ayuda a mejorar la confianza que necesitan para cumplir diversos objetivos. Una de sus iniciativas es la del “Artista en Residencia”, un proyecto a través del cual busca ayudar a los estudiantes en un nivel técnico y además ofrecerles una salida o escapatoria a las circunstancias más complejas dentro de sus hogares. Su gestión con el arte y los textiles ha permitido que la escuela tenga ahora el status de “escuela especializada” en artes visuales.
El trabajo de Andria va más allá del aula. Después de clases, con walkie-talkie en mano, se ubica frente a las puertas del colegio para que sus estudiantes puedan subirse en buses locales sin mayores dificultades. Al mismo tiempo, trabaja de la mano con las autoridades para prevenir que las pandillas recluten a los estudiantes después de las clases. De la mano con la policía, Andria está enfrentando un problema que es mayor en el área. Pero, ¿qué pasa cuando ella no está cerca para protegerlos?
Andria decidió crear un club de boxeo para que sus alumnos puedan protegerse solos, un espacio ideal y seguro para desahogarse y hacer ejercicio, pero además, un espacio ideal para mantenerse lejos de las calles en la noche, momento del día en el cual las situación es más crítica. A parte del boxeo, creó un equipo de cricket femenino que ahora es campeón de la Copa McKenzie.
Hay otras iniciativas de la docente que han generado un impacto enorme en el aprendizaje de los alumnos que hacen parte de esta comunidad. Por ejemplo, el rediseño de un currículo que hoy responde a las necesidades culturales de todos y cada uno de los estudiantes. Este rediseño lo hizo de la mano con otros profesores, pues de algo está segura esta profesora: los cambios se deben hacer en equipo. De hecho, la gestión de Andria también ha sido positiva para el desarrollo profesional de los docentes de dicha comunidad educativa. Actualmente, Andria lidera una iniciativa a través de la cual busca construir y potenciar el talento de otros profesores y no sólo desde las habilidades, sino también desde un punto de vista emocional. El objetivo de Andria es poder contagiar a otros con su compromiso y energía. De esta lógica, precisamente, han nacido proyectos como el equipo de cricket o un coro construido en conjunto con el profesor de música.
Estudiantes que pueden hablar, mejora en los resultados de las escuela y en los logros de los estudiantes, diversos premios como la Marca de Platino Desarrollo Profesional del Instituto de Educación –un premio que solo han recibido 10 escuelas– y el premio de matemática TES 2017 –gracias a una iniciativa que busca utilizar experiencias de la vida real para enseñar la asignatura–.
Pero lo mejor de la gestión de la ganadora del Global Teacher Prize es que ahora, en la escuela, hay estudiantes seguros de sus capacidades y convencidos de poder hacer todo lo que se proponen. Todas las acciones de Andria apuntan justamente a eso: a transformar la vida de sus alumnos, a mostrarles otros caminos y construir una comunidad educativa segura que les permita desarrollarse 100%.
“Mi vocación en la vida es asegurarme de que cada niño alcance su máximo potencial. Asegurarme de desbloquear eso. Asegurarme de permitirles que puedan lograr lo que sea que necesiten”.
Fuentes:
Global Teacher Prize / El Mercurio
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