Señala Linda Nathan, fundadora de la primera escuela pública de artes escénicas y visuales de Boston, quien estuvo en Chile para compartir su experiencia. En exclusiva para Elige Educar habló sobre los retos y logros que ha debido enfrentar, además de las formas de innovar gracias al arte.
Linda Nathan, estadounidense y fundadora de la primera escuela pública de artes escénicas y visuales de Boston (Boston Arts Academy), no se imaginaba en el mundo de la educación y mucho menos como profesora. Estudió ciencias políticas, viajó hasta Bogotá para estudiar parte de su carrera porque le interesaba entender los procesos políticos que se vivían en Latinoamérica. Su interés, dice, era ser abogada internacional pero un folleto que le entregó su madre al regresar de Colombia, le cambió el rumbo.
“Se trataba de un papel con la información de una conferencia de educación bilingüe, era algo de lo que se estaba empezando a hablar en Estados Unidos. Fui y quedé fascinada. Quería saber más de eso”, recuerda. Sin darse cuenta, comenzó a involucrarse en temas de educación y al poco tiempo terminó dando clase de inglés en Puerto Rico. Tiempo después hizo un doctorado en educación en la Universidad de Harvard y su tesis se centró en las políticas de educación bilingüe.
“Por un momento dije que iba a dar clases por un tiempo y luego volvía a ser abogada. Ya eso fue hace 40 años”, dice.
Cuando le tocó enfrentarse a sus primeras clases en Puerto Rico, frente a unos niños de 4to básico, había algo que la inquietaba mucho. “Vi que en el recreo ellos brincaban, estaban muy contentos, pero llegaban a mi clase y de repente ya se aburrían, ponían malas caras y me di cuenta de que yo también me estaba aburriendo con los textos. Entonces, empecé a ver la posibilidad de usar el teatro para las clases, que era algo que me gustaba, y todo cambió. Estaban más motivados y mejoraron la notas”, dice.
Eso la llevó después a realizar un masgíster en teatro y dirigir obras teatrales bilingües en Estados Unidos. “En esos primeros pasos vi que las artes podían ayudar a tumbar muchas barreras, de cultura, de idioma. En una época de mucha violencia racial en mi país, al menos en mis clases de teatro, eso no existía, no había barreras ni resentimientos”, explica Linda.
Un vehículo para innovar
Para hablar sobre el valor del arte en las salas de clase, el Centro de Estudios Públicos (CEP), trajo a Chile a Linda Nathan para ser parte de una conferencia “Formas creativas del aprendizaje”, donde contó cómo el arte puede ser el eje de la innovación de un establecimiento educativo.
Mostró videos de niños presentando canciones compuestas por ellos con letra y música, jóvenes de 16 años bailando con la perfección de un experto y repitió varias veces: “Él éxito ha sido evidente, le hemos dado voz a muchos que no tenía las herramientas y eso ha sido gracias al arte”.
Cuando se le pide que cuente algunos de los casos de éxito de los alumnos que tuvo en la Boston Arts Academy -que es un establecimiento de secundaria-, que dirigió desde 1998 hasta 2013 (ahora forma parte de la ju6nta directiva), dice: “Han sido tantos, tantos, que no puedo elegir”. Por eso, el año pasado publicó un libro llamado ”When Grit Isn’t Enough”, donde cuenta algunas de esas experiencias. Otros casos, se pueden conseguir en la página web de la escuela. Por ejemplo, una de sus alumnas fue la actriz que ahora es parte del elenco de exitosas series como “Orange is the new black” y “Jane the virgin”, se trata de Diane Guerrero.
También está Kevin Scheinder, abogado que trabaja en litigios relacionados con derechos civiles y discriminación. “La BAA me dio un ojo de artista para los detalles, pero lo más importante, es que me enseñó las lecciones del corazón. Las artes, para mí, son empatía en movimiento, y ese es el enfoque que tomo para todo en la vida, especialmente cuando trabajo para mis clientes”, dicen Scheider en la página.
“El arte brinda muchas herramientas y no concibo la educación sin arte. Porque pasa que para mi la educación es un campo muy creativo. Por ejemplo, yo he podido ser maestra, he fundado escuelas, también he participado en organizaciones. Entonces, para mi ha sido un campo muy creativo. Por eso yo creo que nada mejor que ser maestra”, agrega Linda, quien es ahora directora de la organización Center for Artistry and Scholarship, que apoya a escuelas artísticas.
Boston Academy Arts
Música, teatro y artes visuales son las artes con las que ha trabajado la Boston Academy Arts y que han servido como ejemplo para muchas otras escuelas públicas que se han fundado en Estados Unidos.
En el establecimiento fundado por Linda, las clases son desde las 8:00 de la mañana hasta las 4:00 de la tarde. En la mañana se imparten casi todas las materias académicas y en las tardes, gran parte de las que están relacionadas con el arte. Según cuenta Linda, en promedio hay más de dos horas y medias semanales de clases de arte, según el programa que elija el alumno. También se trabajan muchas horas extras según las cantidad de ensayos que deba cumplir cada curso para el montaje de alguna obra o proyecto. “En lo posible, también se está evaluando siempre qué contenidos se pueden cruzar con las artes”, explica.
“Otra cosa que deben hacer nuestros alumnos, es que el ‘junior year’, que es el tercer año de secundaria, tienen que hacerse cargo de un proyecto que va a mejorar la comunidad. Tienen que definir la comunidad que quieren mejorar. Puede hacerse un programa de after schoool, puede ser algo con foco en la violencia. Deben escoger una propuesta que deben presentar primero de forma escrita a una fundación, para que los ayuden con dinero. Estos son proyectos que suelen tener un índice artístico y también académico, y ellos deben hacer una presentación muy formal de sus ideas ante un público de al menos 100 personas en la escuela. Tienen que saber presentar el proyecto, tienen que saber cómo van a medir el éxito de este proyecto y estamos hablando de niños de 16-17 años”, cuenta Linda.
¿Qué se necesita para implementar en arte en una escuela? Linda responde que se necesita dinero, pero además de eso: profesores y un buen liderazgo capaz de innovar, de hablar, de conversar con los maestros. “Tenemos que tener más confianza en nuestros maestros, eso es realmente lo más importante y lo que más falta hace. Esa es la clave para poder innovar, en todas las áreas, no sólo en arte”, dice.
Por eso es que la doctora en educación ha repetido en muchas conferencias y entrevistas, que “el arte en si es algo innovador”. “Especialmente en contextos vulnerables, donde llegan niños con pocas herramientas y poco lenguaje, porque vienen de familia con muchas carencias, es algo que les da muchas herramientas y les ayuda a crear, a innovar constantemente. Creo en eso, en que el arte tiende a dar palabras a los más vulnerables. Ser docente de la palabra y el arte en sí brinda eso. Por ejemplo, en la actuación o la danza, la improvisación es un acto de liberación. Y el arte también es la capacidad de adueñarse de su identidad, de la materia. Y eso es importe, hacer al niño dueño de algo”.
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