¿Cómo promover la innovación pedagógica desde la formación inicial docente?

Hace varias décadas que existen voces que recalcan la necesidad de cambiar la forma en que se dan los procesos de enseñanza y aprendizaje en las escuelas, pasando de un esquema industrial, jerárquico y mecanizado, a uno donde los/las estudiantes sean protagonistas activos, en conexión con la sociedad en la que vivimos. A pesar de las diferentes iniciativas y políticas que han intentado avanzar en esa dirección, no es mucho lo que han cambiado los sistemas educativos. 

Este lento cambio fue interrumpido de forma drástica debido a la pandemia, al obligar a los sistemas educativos a incorporar métodos, tecnologías, enfoques pedagógicos y formas de organización, para continuar el aprendizaje a pesar de la distancia. Una de las tantas innovaciones que las escuelas incorporaron, y que antes era muy incipiente, fue el aprendizaje interdisciplinario. 

La interdisciplina ofrece interesantes posibilidades, debido a que requiere que los equipos docentes pongan en diálogo las ideas y prácticas centrales de cada disciplina. También que busquen conexiones entre ellas, de forma que los estudiantes puedan abordar problemas y fenómenos en toda su complejidad.

En el contexto de las clases remotas, la conexión de los aprendizajes con el mundo real es fundamental, ya que la motivación de los estudiantes se torna  aún más frágil. Por otro lado, la interdisciplina requiere la colaboración y coordinación de los equipos docentes, disminuyendo así –si es que es bien implementada– la carga de trabajo tanto de los docentes como de los estudiantes.

Urge preguntarse cómo lograr esa lógica en la formación inicial docente

En este escenario, es importante preguntarse cómo incorporar experiencias formativas en las facultades de educación, para que los docentes se preparen para llevar a cabo este tipo de iniciativas una vez que se integren a las escuelas. Para ser consistentes, lo que debería buscarse es que justamente los/las docentes en formación aprendan en conexión con la sociedad, con investigación de forma interdisciplinaria y así, generar impacto en el mundo real.

En una experiencia para llevar estas ideas a la práctica, como docentes de la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, logramos que distintos grupos de estudiantes  de pedagogía en educación media en ciencias, investigaran sobre la interdisciplina en escuelas chilenas, indagando en conjunto con los equipos docentes participantes en la iniciativa elige innovar. Se trató de un gran trabajo colaborativo realizado en el curso de Aprendizaje Basado en Proyectos en Contextos Universitarios y Escolares.

De esta forma, un grupo investigó sobre los tipos de liderazgo que promueven la interdisciplina; otro sobre la relación entre la interdisciplina y el aprendizaje profundo, y un tercer grupo indagó sobre el rol de la evaluación en este tipo de experiencias de aprendizaje. En el proceso, los estudiantes no sólo aprendieron sobre la interdisciplina en contextos reales, sino también sobre cómo trabajar en equipo, cómo llevar a cabo una investigación y cómo comunicar los resultados. El resultado de esas reflexiones, serán publicados en este sitio web. 

En el futuro próximo se debatirá con fuerza el enfoque que tendrá el retorno a la presencialidad, en medio de la discusión enmarcada en el proceso constituyente. Una posibilidad es aferrarnos a un sistema que hace tiempo requería cambios profundos. Otra es aprovechar los aprendizajes de estos difíciles tiempos para buscar la transformación. 

Experiencias como la que compartimos en esta columna muestran que es posible, desde ya, trabajar colaborativamente para enfrentar los desafíos que vienen.

Martín Cáceres y Carlo Mora son asesores en Fundación Escuela En Acción y profesores del Curso Aprendizaje Basado en Proyectos en Contextos Universitarios y Escolares, Programa de Educación Media en Ciencias, en la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile.